Si hay algún cacao ampliamente reconocido en el mundo por su calidad y distintivo sabor, es el mexicano. La amplia diversidad de variedades autóctonas, y sus prácticas de cultivo, contribuyen a esta singularidad del cacao mexicano. Tiene un magnífico sabor en sí mismo y además desprende gran riqueza de sabores como frutas tropicales, especias, nueces y flores, que, combinado con notas ligeramente ácidas, dan lugar a un extraordinario cacao.